Hello, I´m Johnny Cash

El próximo 12 de septiembre hará una década que Johnny Cash se marchó. Se fue lo corpóreo, lo material, pero se quedaron muchos ellos: sus temas, su guitarra, su carisma, su cicatriz, su sentido del humor, su forma de entender la vida y su pasión por la música. Con motivo del X aniversario de su muerte, se lanza además un recopilatorio con algunos de sus mejores temas. Sin duda, su figura sigue dando guerra. 

 

“Hello. I´m Johnny Cash”

  

 ‘J.Ray Cash, J.R, John, Johnny’

 

De todos, el nombre que menos le gustaba era el de Johnny. Para un grande, los diminutivos se quedaban cortos. Ironías del destino, con él empezaría sus conciertos y con él pasaría a la historia como uno de los mayores iconos de la música.

  

Nacido el 26 de febrero de 1932, ser el cuarto de siete hermanos no le auguraba una vida fácil. Más en Kingsland, Arkansas, en la América profunda, de familia humilde y sin granja y a apenas siete años del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Un chaval que a los seis años ya sabía lo que era trabajar diez horas recogiendo algodón, y que a los doce componía sus propias canciones, influenciado por su madre, que cantaba gospel en la iglesia del pueblo. 

De los algodonales a Detroit, y de allí a Europa, donde serviría en las Fuerzas Aéreas y aprendería él solo a tocar la guitarra. 

 

En América: Lo que ha unido Sam Phillips, que lo separe Columbia

Poco imaginaría él que su afición por la música le daría cincuenta años de carrera y casi noventa millones de discos vendidos pues, el hombre de negro, era en realidad un tipo al que le gustaba escribir, cantar y escenificar sus propias vivencias, sin ambicionar mucho más.

 

Hasta que se cruzó en su camino Sam Phillips, cazatalentos en los dorados años cincuenta (lo fue del mismísimo Elvis Presley, Jerry Lee Lewis o Carl Perkins). Cash y Phillips construyeron temas como el mencionado 'Hey Porter' o 'I walk the line'. Johnny Cash se convertía así en el primer artista de la Sun Records (discográfica de Phillips) en publicar un LP, y lo hacía en noviembre de 1957, con 'Johnny Cash with his hot and blue guitar', hasta que lo fichara Columbia Records allá por 1958. 

Con ellos se abriría una década, la de los 60, de tiempos convulsos en lo personal, pero muy fructífera en lo profesional. El precio a pagar: una espiral de adicciones debido a un horario maratoniano y a una fama no bien digerida.

Subió su fama, sí. Como la espuma. Y bajaron las horas para dormir. Anfetamenas y tranquilizantes fueron sus compañeros de viaje. Pero no se separaría de la línea que le llevaba a cantar a su realidad, denunciando el maltrato a colectivos minoritarios como los indios americanos, o reflejando en sus canciones la vida de las cárceles, en defensa activa de los presidiarios.  

En 1968 Cash grabó el que resultaría ser su disco más popular, 'Johnny Cash at Folsom prison', al principio con la oposición de Columbia. Pero aquí, las leyes, las ponía él. Y a quién no le gustase, puerta. 

Los años 70 fueron, si cabe, más frenéticos para Johnny Cash que los de la década anterior. Se convierte en un Icono de la cultura norteamericana, lo que le lleva a paticipar en diversos shows televisivos, en películas como el Gran Duelo, junto a Kirk Douglas, y en actuar delante del mismísimo presidente Nixon.

Aún así, esa dualidad le llevó también a participar, en la faceta interpretativa, en pequeños papeles como el abolicionista John Brown en la aclamada serie de televisión sobre la Guerra de Secesión, 'Norte y Sur'

Años menos reivindicativos, y con un giro radical en la concepción de la música y en sus ritmos, dejaron de lado la música del Hombre de Negro. Al menos en lo que al 'star system' concernía. Si no vendes, no comes. Y con 60 ó 70 era difícil repuntar. Aún así, incondicionales y la ayuda del productor Rick Rubin salvaron de la quema estos años, con canciones como 'Hurt'. Pero Cash no estaba herido, si acaso tocado, pero supo recomponerse. 

A lo que no sobrevivió fue a la muerte de su compañera por más de cincuenta años, June Carter. Meses después de su fallecimiento, se apaga la voz del Gran Johnny Cash, aquel 12 de septiembre de 2003. La de un hombre que vivió como quiso, intensamente, incluso en los momentos en que la industria quiso dirigirle, que pagó un alto precio por ello pero que, en tiempos como los que vivimos, está más presente que nunca. Gracias, Hombre de Negro.