Make Noise Festival. Esto es ... ¡ruido!

Sala But. Seis y media de la tarde. En Madrid cae a plomo un calor que invita más a una siesta que a un festival, por mucho ruido que se prometa. La hora es fatal, y la gente va entrando a cuentagotas. Vaqueros cortos, desgastados, mucha camiseta de tirante... estamos en verano. Aún así, venimos a ver RUIDO.

 Ruido compartido

19.15. Empieza IEIP. Esto es ruido. Solamente bajo, guitarra y batería. Nada de voz. Cambios de ritmo radicales, tempos lentos junto a otros más rápidos en un escenario repleto de instrumentos en el que sólo se usan tres. Veinticinco minutos de oro para una de las bandas finalistas del Make Noise Malasaña, celebrado la semana anterior. Aunque la gente se va poco a poco aclimatando, aún se vislumbran grupos sentados, birra en mano, aunque con la suficiente atención para darse cuenta de que su actuación ha durado muy poco. Y ellos, como disculpándose, bromean, diciendo que "somos catalanes, no regalamos más tiempo", pero de buen rollo. Y se van. Y dejan buen sabor de boca: distorsiones, tempos irregulares y sonido pro.

 Ruido introvertido

20:00 Puntuales, hacen su aparición No Joy, canadienses metidos de lleno en el rollo shoegazing (damos fe de ello), con mucho pelo para abajo y mucho doblez de cuello, mientras el sonido intriga a propios y ajenos. Se crean los primeros grupillos de fans en las filas más cercanas al escenario. El adelanto del Wait to pleasure, último disco del dúo, no defraudó, llenando la ochentera sala de ecos, voces y muy buen sonido de guitarra y batería. 

 Contagioso ruido

21.15: Fuera de la estética típica 'british', desde el London Okupa, llegan Is Tropical. Inmediatamente se impone el buenrollismo y la batería como protagonistas. Es increíble lo que se puede hacer con esas baquetas. Con un 'buenos días' que desconcierta y agradece a la vez el público, la banda inglesa va metiéndose en el bolsillo a aquellos que aún no eran fans incondicionales (difícil en esta actuación, pues haberlos, haylos). Los sonidos electrónicos de los sus dos teclados comienzan a hacer bailar a un público que se había mantenido hasta el momento bastante inmóvil. Tanto es así que tener la genial idea de hacerles una foto desde primeras filas se convierte en todo un reto. 

El aforo empieza a aumentar, mismo da si Simon, cantante, se pasa medio concierto con una toalla puesta en la cabeza, o si saca a una fan a cantar, a pesar de que esta, empezara bastante cortada. Mucha interacción es lo que vimos de Is Tropical, la banda que nunca quiso ser british. 'Ni Americano', afirmarían en una entrevista. 'No nos va ser competitivos'.  

Mucho, mucho ruido

22.15. Llega el plato fuerte. Health salen a la escena como quien no quiere la cosa. Como quien viene a recoger los instrumentos. Pocos son los que esperan el pedazo directo que se marcó el grupo de Los Ángeles. El hecho de que la sala esté casi llena no es casualidad. El comienzo del concierto es, gratamente, de infarto: nadie ha hecho vibrar como ellos en esta noche. Un baquetazo son tres latidos humanos latiendo a la vez, por lo menos. No en vano, son considerados como LA BANDA del noise rock por excelencia y ellos lo saben. Por eso quizá han sido elegidos para poner B.S.O al videojuego 'Max Payne 3', por su potencia en el directo y por hacer el bis más corto de la historia, pero también el de más potencia.

Destacado: Los movimientos de cuello, que no son de este mundo, de John Famiglietti. No lo intenten en casa. Ni en ningún otro sitio.