Au revoir, le mètéque

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Corría el año 1985 cuando George Moustaki cantaba en RTVE
L´ambassadeur, quizá no su canción más exitosa, pero sí una de las más autobiográficas. Nacido en Alejandría  en el seno de una familia multicultural, siempre mostró una gran fascinación por conocer otros países, por extraer la cultura e idiosincrasia donde allí iba. Aunque, sin duda, su refugio siempre fue Francia y el Mediterráneo.

Entusiasmado desde muy joven por la literatura y la canción francesa - especialmente por  Édith Piaf –  se traslada a Francia a comienzos de la década de los cincuenta. Allí, se hace aún más’ adicto’ a la chanson française, continuando la saga de cantautores como Georges Brassens, quién llega a él como una revelación. Tanto es así que decide cambiar su nombre por el de, quien él consideró, su maestro.

Yves Montand, Serge Reggiani e incluso la misma Piaf, a la que conocería en 1958, pusieron voz a muchas de las letras de Moustaki, desde Ma Solitude hasta Dame Brune, que interpretó a dúo con Barbara.

Políglota (hablaba más de cinco idiomas) siempre tuvo el Mediterráneo como faro guía, llegando incluso a afirmar que en la misma América del Sur llegó a ver la esencia del Mare Nostrum. Y  fue allí (Niza), “cerca del mar” - parafraseando a otro grande de la música como es Serrat – donde se fue George Moustaki, el eterno Métèque – “extranjero”,  el pasado 23 de mayo. Au revoir, genio.

Pour vivre ma vie en la rêvant

J'ai suivi le soleil et le vent

Sans jamais mettre une goutte d'eau dans mon vin

J'ai fait de chaque jour un festin

      

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