‘A Touch Of Sin’, o la desesperación del proletariado
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Jia Zhang Ke (‘Naturaleza Muerta’, 2006) dirige este drama contemporáneo al que le fue concedido el Premio al Mejor Guión en Cannes 2013. ‘A Touch Of Sin’ (aquí traducida ‘Un Toque De Violencia’) es una historia atípica por dos motivos. Por una parte, critica con una crudeza y mordacidad casi sin precedentes la vida en China, irrumpiendo en ese hermetismo que el país asiático ha luchado por mantener de cara al exterior. Si bien esto es cierto, no estamos frente a un film que destape o desentrañe una realidad desconocida, no se trata de denuncia política ni de secretos de un régimen concreto: la denuncia es social, humana y colectiva. ‘A Touch Of Sin’ es el retrato de un sistema universal inhumano, de la cotidianeidad de la mayoría de la población mundial. De la degradación como eslabón indispensable para que el engranaje capitalista permanezca engrasado. Estamos frente a una historia atípica porque para ninguno de sus protagonistas hay salvación posible; cualquier atisbo de esperanza es aplacado de inmediato por unas circunstancias siempre hostiles.
Cuatro historias de vida de cuatro personajes fracturados, a los que las exigencias laborales conducen del desencanto a la frustración, y de ahí a las medidas desesperadas. La trama permite que los protagonistas se crucen fugazmente, a modo de transición de un episodio a otro, pero sin interactuación entre ellos. Y he aquí otro de los males contemporáneos manifestados: la incapacidad para reconocer en el otro a un igual, para compartir la desgracia de forma constructiva y redentora. Al parecer, ver la desgracia propia reflejada en los ojos de nuestro ‘compañero’ no solo no ayuda, sino que distancia todavía más: nos devuelve la visión de nuestra propia miseria, de nuestra propia impotencia y vulnerabilidad. E incluso en los casos en que sí se produce el acercamiento, el contacto íntimo, la incapacidad para ayudar al otro —y así a nosotros mismos— multiplica exponencialmente nuestro sentimiento de incompetencia, de desarraigo, de culpa. Es el toque de gracia.
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