‘Post Tenebras Lux’, película de Carlos Reygadas

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El significado de la expresión latina que da título al film, Post Tenebras Lux, es “luz después de la oscuridad”. Esa luz es visible hacia el final de la cinta en un esbozo de redención, pero queda eclipsada por la oscuridad preponderante. La historia trata sobre la vida de Juan, un hombre aburguesado que vive junto a su familia en un entorno rural en Tepoztlán, México, disfrutando de las bondades del campo sin renunciar a las comodidades de un estatus social alto. Juan se relaciona con las gentes del lugar, siempre desde la distancia y la altivez inherentes a su condición. De entre esas gentes cobra protagonismo en la vida de Juan El Siete, un maleante que trata de enderezar su vida dedicándose a diversos oficios nobles, entre ellos realizando múltiples arreglos en la lujosa vivienda de su patrón Juan.

Estos dos personajes personifican las dos visiones o cosmogonías que para Reygadas cohabitan en su patria: la visión occidental y la visión no occidental, característica esta última tanto de México como de otros países latinoamericanos, vinculada a las clases bajas y al entorno rural. Una perspeciva, si se quiere, no modernizada, tradicional, con otro tempo y otras formas de estar y hacer. No pretende Reygadas demostrar que una es mejor o peor que otra, sino más bien mostrar lo que hay de irreconciliable entre ambas. Así como Juan y El Siete, ninguna de las dos maneras sale del todo bien parada. “Las únicas personas libres y satisfechas son los niños”, explica Reygadas, “porque el ser occidental, en términos generales, cuando llega a ser adulto pierde la inocencia y es un ser insatisfecho. El Occidente es una filosofía de insatisfacción, por eso inventó el colonialismo, por eso hace las Guerras Mundiales. En México sí hay un mestizaje de sangre y de culturas, pero creo que no hay un mestizaje real de cosmogonías; creo que el mexicano es u occidental o no occidental, en concepción del tiempo, en planificación de la vida futura y de la organización de la educación, una serie de cosas que son occidentales y que los que no las tienen no las tienen. La película habla de eso. Y Juan es un occidental absoluto”.

La particular forma de narrar de Reygadas provoca que la comprensión del argumento no sea sencilla. El director afirma que ello se debe solo a una cuestión de código. Dice que si, por ejemplo, trajéramos a un individuo del siglo dieciocho y lo sometiéramos a un visionado de Batman y a otro de su película, el individuo entendería mucho mejor esta última. Si para nosotros es más sencillo comprender Batman se debe solo a que estamos acostumbrados a consumir productos en esa órbita, muy similares entre sí, todos regidos por los mismos códigos. Reygadas se resiste a explicar el significado de algunas secuencias (el partido de rugby, por ejemplo), “porque me respeto a mí mismo, porque respeto a mi película y porque respeto al espectador”, aunque asegura que no hay arbitrariedad en la elección de sus imágenes: “no es relativismo, o posmodernismo, o simbolismo, no es un tema de cuestiones ocultas”. Simplemente, "si se pudiera contar [el argumento] no habría conseguido hacer la película que buscaba".


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Esa falta de claridad en el argumento ha generado mordaces críticas a Post Tenebras Lux, apenas acalladas tras serle concedido el premio en la categoría de Mejor Dirección en Cannes 2012. Quizá debido a los ataques, Reygadas se muestra especialmente crítico con los críticos y la prensa en general, y asegura que “solo el tiempo pone las cosas en su lugar”, y al tiempo corresponderá dictaminar si su obra merece trascendencia en la historia cinematográfica o ser pasto del olvido. También fue criticado por la elección de la lente biselada con que está filmada la película, que ofrece una imagen distorsionada, con bordes difuminados y una doble visión de algunos elementos de la escena. Reygadas establece un paralelismo entre estas críticas y las que recibieron los pintores impresionistas en su día. Superada la perfección técnica en la copia o reproducción de la realidad alcanzada en el arte pictórico, los impresionistas superaron aquella etapa abriendo nuevas vías de representación. Pintaron caras de verde y dislocaron perspectivas, recursos impensables hasta el momento, lo que les granjeó el furor de la crítica. Con esta comparación Reygadas apela de nuevo al tiempo, que se encargará, si así debe ser, de juzgar su obra como ha hecho con aquellos pintores vanguardistas. Respecto al uso de la lente biselada sentencia: “Para verlo como lo veo con los ojos ya tengo los ojos, quiero verlo de otra forma. Hay que empezar a reinterpretar las cosas”.

Otros dos elementos característicos de la obra de Reygadas, que con su plasmación en Post Tenebras Lux alcanzan la condición de marcas de estilo, son el uso de actores no profesionales y la ausencia de música extradiegética. La idea de no utilizar actores profesionales tiene que ver “con la idea de ver al cine, o utilizar al cine más bien, como un embudo para capturar presencias a través de la visión y de lo auditivo, cualidades de objetos, de paisajes, de seres humanos o de seres vivos de otra índole y no para representar personajes, que para mi gusto es el arte del teatro (que puede ser filmado, por supuesto), o de la literatura ilustrada (que para mi gusto es lo que es la mayoría del cine)”. La no utilización de música pretende enfatizar esa “sensación de embudo auditivo y visual en el que se capta momentos de mucha belleza, puede ser incluso el sonido de una llave de agua abriéndose. Yo no tengo ganas de poner una música encima para hacer un show con eso, porque las cosas como se ven y como se oyen me parecen insuperables”.


      

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