Primer Goya para una película venezolana
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Diego Plap |
jueves, 20 de febrero de 2014, 11:44
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No acostumbran los premiados en grandes galas a mostrarse eufóricos, a dejar fluir las emociones. Estas suelen quedar sepultadas por el comedimiento y los discursos escritos, por las buenas formas. De vez en cuando escapa alguna lágrima, y entonces todo parece un poco más real, más humano, menos preparado. Por suerte, siempre hay alguien que se deja ir algo más de lo debido, lo cual es de agradecer. Quién no recuerda gratamente aquel "¡Pedro!" de Penélope Cruz en los Oscar.
Los recientes Goya nos han dejado otro ejemplo de efusión manifiesta. Muy emocionado y acompañado por gran parte de su equipo, el director Miguel Ferrari recogió el primer Goya para su país, Venezuela, otorgado a la Mejor Película Iberoamericana. La cinta galardonada es Azul y no tan rosa, un relato que reivindica la tolerancia, la comprensión y el respeto por el prójimo sea cual sea su orientación sexual.
La película narra el reencuentro con su padre homosexual de un adolescente recién llegado de España, y muestra las vicisitudes que conlleva ser diferente en una sociedad retrógrada como la venezolana. Aunque Ferrari quiere ampliar el horizonte más allá de la temática homosexual y matiza: "Hice una película que les habla a todos, independientemente de la opción que tengan. Una historia sobre el amor y el reencuentro. Ojalá algún día los venezolanos lleguemos a reencontrarnos y a respetarnos a pesar de nuestras diferencias".
Era la sexta nominación para una producción venezolana, que esta vez sí se impuso a las otras tres candidatas: Wakolda, de Lucía Puenzo (Argentina); Gloria, de Sebastián Lelio (Chile); y La jaula de oro, de Diego Quemada-Díez (Mexico). Azul y no tan rosa llegará a las salas españolas en abril.
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