Banksy toma Nueva York

Banksy está en Nueva York y es peligroso. Al menos eso dice su alcalde, Michael Bloomberg, al que no le está gustando la residencia artística que el artista urbano británico está llevando a cabo durante este mes por los barrios neoyorkinos. Según Bloomberg, este particular proyecto “arruina la propiedad de las personas y es signo de decadencia y de pérdida de control”.

En este sentido, ‘The New York Post’ aseguraba en portada el pasado día 17 que la policía de Nueva York había recibido órdenes de “capturar” al grafitero. Lejos de poner fin a su performance artística, Banksy contestaba en su web con una foto de la portada del rotativo neoyorkino acompañada de un “no creo  lo que leo en los periódicos”. Pero no solo el alcalde de Nueva York y la policía se han aliado en contra del arte callejero de Banksy, también los grafiteros de la ciudad se han unido destrozando las obras del británico.

El pasado día uno, un graffiti de dos niños intentando coger un spray incluido en una señal que decía “El graffiti es delito” en una pared de Manhattan daba inicio a la muestra “Better out than in”. La mecánica es sencilla: una vez realizada la obra, el artista la publicaba en su web y daba su ubicación, además de facilitar un teléfono gratuito en el que se daría explicación de la misma. Una obra por día, por las calles y rincones de los diferentes barrios de Nueva York, entre pinturas, esculturas como un gigantesco Ronald McDonalds al que un niño limpia los zapatos que cada día se ubica frente a uno de los restaurantes de la marca, vídeos o puestos callejeros con sus obras en Central Park.

Un artista en la sombra

Poco se sabe de este artista urbano que está a punto de convertirse en leyenda. Comenzó pintando en Bristol, su ciudad natal, en la década de los 90 y en los 2000 organizó una curiosa exposición en Londres para continuar expandiendo su arte por ciudades de todo el mundo.

Con sus obras, Banksy busca promover visiones distintas a las de los grandes medios de comunicación, en este sentido se le suele incluir dentro de los ad jammers, un movimiento que deforma imágenes de anuncios para cambiar el mensaje. Así hay varios temas que se repiten en sus obras: ratas, oportunidades de foto (lugares típicos donde los turistas desearían hacerse una foto sin pintadas), niños, soldados, policías…

Aunque da muestras de su arte allí donde le parece, Banksy ha colgado sus obras de forma clandestina en la Tate Modern Galery o en el Museo Británico, en Londres; en el MOMA, el Museo Metropolitano de Arte, el Museo de Brooklyn y el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. Ha publicado varios libros con fotografías de sus obras e incluso tuvo una nominación al Óscar por el documental “Exit through the gift shop” en el que se estrenó como realizador.

Asimismo, ha trabajado cobrando para organizaciones como Greenpeace y para empresas como MTV o Puma y ha vendido cuadros por un elevado precio en circuitos comerciales o en la galería de su agente, incluso en casa de subastas como Sotheby’s que vendió un juego de obras del británico por 50.400 libras. Este coqueteo con lo comercial, ha hecho que muchos otros artistas y activistas le hayan acusado de vendido.