La Biblioteca Nacional de España adquiere el primer libro impreso por una mujer
Las mujeres y la imprenta
Prácticamente desde la aparición de la imprenta, encontramos mujeres implicadas en el proceso. Sin embargo su presencia en la historia no ha sido suficientemente reconocida. La mayoría de estas mujeres eran viudas e hijas de impresores que heredaron el negocio familiar. Es el caso concreto de Juana Millán. En 1536 fallece su marido y ella asume y retoma el negocio. Lo mismo sucede con Jerónima Gales o Catalina Barrio. Sin olvidarnos de las viudas de Ibarra y de Pradell, entre otros ejemplos.
En la exposición Unseen Hands: Women Printers, Binders, and Book Designers (Princeton University, 2003) Rebecca W. Davidson demostró que las monjas del convento de San Jacopo di Ripoli en Florencia, trabajaban como impresoras en 1476.
Si seguimos en Italia concretamente en Mantua, descubrimos a Estellina, mujer del impresor Abraham Conat, encargada de hacer el libro hebreo Behinat´ olam.
Ya en el siglo XVIII encontramos a la viuda de Bodoni, Margherita Bodoni, que sacó a la luz el Manuale Tipográfico legado fundamental de su marido.
En la Francia de comienzos del siglo XVI, encontramos a Guyonne Viart, viuda de Henri Estienne, quien se hizo cargo de la imprenta que había fundado su esposo en parís en 1501. Sin olvidarnos de Iolande Bonhomme, hija de Pasquier Bonhomme y mujer de Thielman Server, asumió la dirección de la imprenta a la muerte de éste en 1522.
Sin embargo, a
partir del siglo XVIII, las mujeres comenzaron a ser excluidas de los procesos
de aprendizaje. Se argumentó, entre otras razones, que no era un oficio
adecuado para ellas por su peligrosidad, dada la toxicidad del plomo y su debilidad física. Fueron relegadas al desempeño de tareas
mecánicas como pulir las imperfecciones, coser encuadernaciones o doblar las
hojas de papel una vez impresas.
En 1859, la Society for Promoting the Employment of Women, creada en Langham Place (Inglaterra) puso en marcha una serie de proyectos de formación para mujeres en aquellas profesiones de las que habían sido excluidas; entre esos proyectos destaca la Victoria Press, una imprenta fundada en 1860 por Emily Faithfull integrada por mujeres y concebida con el objetivo de que adquirieran competencia en dicho oficio.
La iniciativa se encontró con la oposición del sindicato de impresores. No obstante, continuó en activo durante veinte años, entre sus logros la publicación Victoria Magazine (35 volúmenes) dedicada a defender los derechos de las mujeres.
En estos días…
El tiempo siempre pone todo en su lugar. En los últimos años están saliendo a la luz trabajos femeninos de gran valor. En suma, con la adquisición de la obra de Juana Millán, la BNE contribuye al conocimiento del papel desempeñado por las mujeres en el desarrollo de la imprenta en nuestro país.
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