"UNA ECONOMÍA QUE GIRE ALREDEDOR DE LA VIDA Y NO DEL CAPITAL"

​‘Carro de Combate’: un alegato contra el consumo desmedido e inconsciente

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hiperconsumo


Las periodistas Laura Villadiego y Nazaret Castro crearon el blog ‘Carro de Combate’ allá por 2012, con la intención de arrojar luz, a través de un concienzudo y documentado análisis, sobre el modelo de consumo que rige el sistema capitalista. O más concretamente, y tal y como ellas afirman en la descripción de su proyecto, iniciaron su investigación con la pretensión de dar respuesta a preguntas del tipo “¿De dónde vienen los productos que consumimos? ¿Qué contienen los alimentos que compramos? ¿Cuáles son sus impactos?”.


Consumir es un acto tan rutinario e inconsciente para la mayoría de nosotros como respirar o ir al baño. El problema es que consumir inconscientemente acarrea graves perjuicios: individuales, sociales y culturales. El consumo ha moldeado nuestro planeta, sustituyendo a otros criterios que, como seres humanos, jamás deberíamos haber relegado a un segundo plano. Sí, hablamos de justicia, igualdad, sentido común y demás valores que suenan a tópico de tan alejada que está su correspondencia con la realidad, su puesta en práctica en nuestro día a día, al menos si hablamos en un sentido global, que es el que más fácilmente escapa a nuestra perspectiva ombliguera.


“Todo nuestro proyecto está centrado en la idea de que el consumo es un acto político. Necesitamos tener todas las bases para después saber decidir qué es lo que consumimos, qué consecuencia tiene y ejercer esa decisión política que a veces puede ser más eficaz que el voto”, afirma Nazaret en una entrevista para lamarea.com.


En 2013 Villadiego y Castro editaron ‘Amarga dulzura. Una historia sobre los orígenes del azúcar’, un ensayo que explica la cadena de producción que sigue ese producto tan de a pie, pero del que sin embargo sabemos en realidad muy poco. “Las etiquetas de los alimentos que adquirimos suelen ser ininteligibles para el consumidor medio y resulta virtualmente imposible saber de dónde vienen las materias primas con las que fueron elaborados. La opacidad sirve a menudo para ocultar las deficiencias nutritivas de los alimentos, la toxicidad de los detergentes y cosméticos o el despilfarro que suponen los embalajes”, apuntan desde su blog.


Recientemente se ha puesto a la venta ‘Carro de Combate. Consumir es un acto político’, que en esta ocasión sí viene de la mano de una editorial, Clave intelectual. Este nuevo trabajo sigue las mismas pautas y metodología que ‘Amarga dulzura’, pero ampliando el repertorio: “En este nuevo ensayo trazamos la cadena de producción de veinte productos de uso masivo, desde el café o el azúcar hasta la leche y los huevos, pasando por prendas de ropa, cosméticos y plásticos”.


‘Carro de Combate’ ha transitado un camino pedregoso antes de lograr ver la luz como libro impreso. A la distancia que separa a las dos autoras (una vive en el Sudeste asiático y la otra en América Latina) se han sumado la reticencia por parte de las empresas a atender sus llamadas, así como los problemas de financiación. Ahora, además, hay que añadir el siempre espinoso asunto de la distribución.


Si quieres conocer más detalles sobre el proyecto te recomiendo que acudas a su blog. Y si te apetece leer uno de los capítulos del libro, las propias autoras pusieron a disposición de los lectores un adelanto editorial en eldiario.es. He escogido un fragmento del mismo, en el que citan al filósofo Franz Hinkelammert y que, a mi entender, recoge la esencia del motor que ha impulsado a estas dos valientes periodistas:


“Hinkelammert propone la alternativa: una economía que gire alrededor de la vida y no del capital; una organización política y social que garantice la reproducción de la vida ampliada de todas y todos los miembros de la sociedad. Ese cambio de paradigma, esa transición desde el sistema capitalista hacia otra economía posible, supondría recuperar el papel del dinero como un simple medio facilitador del trueque, y no como un fin en sí mismo que determina el devenir económico. Supondría atender a las necesidades humanas, y no apenas a los deseos y preferencias, como si fuese más importante garantizar un nuevo coche al que pueda pagárselo que dar de comer al que muere de hambre”. 

      

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