Jim Morrison, 42 años del continuo renacer de un mito

Jim Morrison fue uno de esos músicos por antonomasia cuya vida y obra le alzaron como mito a tenor de una muerte joven, entrando así en la larga lista de cantantes fallecidos a los 27 años. Su figura, como la de tantos otros, estaba impregnada de un carácter rebelde cuyo sustento aderezado a base de excesos, residía tal vez en una infancia marcada por el no apego a los lugares y a las personas. Empapado de un notable misticismo que nacía de su misma inquietud y gusto por la literatura y la poesía que cultivaba, el vocalista de la banda de rock estadounidense “The Doors” nos enseña 42 años después de su fallecimiento, que la moda y la música sin querer a veces, están en tantos puntos ligadas...

Hoy el look desenfadado de este cantante sigue pareciéndonos actual, porque tampoco la influencia y vida de su estilo murieron con su persona. Desde entonces músicos, diseñadores y la calle en general han querido, con más o menos gracia, acierto y arraigo, seguir copiando la sencillez de esta moda que firmaba uno de los mayores iconos del rock.

El atractivo del vocalista era inminente en el aspecto físico, pero más allá de la fachada, la figura de Jim Morrison se colaba a mediados de los años 60 en todas las casas a través del rock tan psicodélico como innovador que se materializaba en The Doors. El teclado de Ray Manzarek, la guitarra de Robby Krieger y la batería de John Densmore cobraban mayor sentido aún cuando la voz de Morrison entonaba auténticos himnos para la juventud. 

Él fue imagen y líder de la banda, y a ella le transmitía todo el carisma que en su personalidad residía. La rebeldía y la inteligencia se mezclaban por igual en Jim Morrison consiguiendo la mezcla más explosiva y mágica que hubo de convivir siempre en su persona. Estudió en la Universidad Estatal de Florida y después cine en la UCLA (Los Ángeles), siendo coetáneo allí del cineasta Francis Ford Coppola. (Quien después aprovecharía el tema The End para poner banda sonora a Apocalypse Now). Hasta en su acercamiento a las drogas psicodélicas, como el LSD o la marihuana, tuvieron que ver autores como Baudelaire o Aldous Huxley.

Precisamente en la universidad conoció a Ray Manzarek, al que le enseñó sus poemas y con el que fundó esta mítica banda de rock que cogía el nombre del título del ensayo de Aldous Huxley "Las puertas de la percepción" para presentarse al mundo entero bajo la nomenclatura de "The Doors". 

Una vez en ella, Morrison fue el alma además del mejor publicitario. Y de igual forma creó su imagen, a sabiendas del éxito que ésta tendría entre el público americano. 

Vestía entonces pantalones de cuero, ropa oscura, camisas vaqueras, y unas míticas gafas de aviador que a veces tapaban los ojos penetrantes encuadrados en el delgado rostro que quedaba siempre invadido por su larga melena. El que así mismo se apodó como "El Rey Lagarto", no dudó en hacer de la piel que vestía el cuero de sus pantalones, su aliado más férreo. 

Aunque decía estar influenciado por los Beach Boys y Elvis Presley, de quien parecía conocer prácticamente todo su repertorio, comenzó a cantar de espaldas al público para superar el pánico escénico. Y acabó desplegando sobre los escenarios una auténtica exhibición teatral de locuras cada vez más provocadoras que consiguieron incluso que sus conciertos llegaran por ello a prohibirse en varias ciudades de Estados Unidos. Allí donde precisamente la Guerra del Vietnam seguía manteniendo al país inmerso en el conflicto más sanguinario y el presidente que se había alzado con un discurso proclama de la libertad, promesa de acabar con la tiranía, la pobreza y la guerra, John Fitzgerald Kennedy, había sido también asesinado. Con su sucesor, Johnson, se acrecentó la crueldad de esta política mientras una generación crecía avocada a una guerra indeseada y amenazada a vivir en el paraíso ilusorio de las drogas.

Los de California captaron este espíritu en sus canciones y en los años 70 el reinado de la banda que competía y compartían con The Rolling Stones o The Beatles era ya inminente. En apenas cinco años The Doors había sacado una docena de discos y multitud de himnos que la gente coreaba (Light my fire, Break on Through, Touch me, Riders on the Storm y así una larga lista). Acumularon hasta 8 discos de oro consecutivos y fueron incluidos en el "Rock and Roll Hall of Fame". 

Con la fama se acrecentaba también la de su vocalista. Cualquiera que se topó con él reconocía por encima de todo, un carácter hospitalario, caritativo y tremendamente amable.

Cuando huyó a París, acompañado de su novia Pamela, Morrison lo hacía porque ya se había cansado de la música y de los enfrentamientos con la justicia americana a tenor de los discursos alentadores que promulgaba en sus conciertos, incitando en ellos a la gente a divertirse. Dejando antes el legado de un último álbum, L.A. Woman, considerado como uno de los 500 mejores de la historia. Su retiro venía de la mano de la poesía, que pretendía seguir cultivando. Él mismo llegó a definirse entonces como "un poeta con alma de payaso". Si bien es verdad, los dos únicos libros publicados en vida se remontan a períodos anteriores, concretamente al año 1969. 

En aún extrañas circunstancias, envuelto siempre en sus adicciones, fallecía en la bañera de su casa parisina en la mañana de un 3 de Julio de 1973. Y allí, en el cementerio de Père-Lachaise, descansa desde entonces el cuerpo sin vida de aquél que hizo de su existencia una frase "vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver" y cuyo epitafio (escrito en griego) viene a decir "fiel a su propio espíritu"...