Sónar, 20 años avanzando

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El Sónar está de aniversario. Ya han pasado 20 años desde que Sergio Caballero, Enric Palau y Ricard Robles decidieran, en junio de 1994, dar luz verde al primer Festival de Música Avanzada y Arte Multimedia de Barcelona.  Los inicios nunca son fáciles y en este caso concreto, las circunstancias no eran óptimas. A principios de los 90, la música alternativa o experimental era casi nula en nuestro país y la música electrónica no iba mucho más allá del “bakalao” a nivel comercial. Nada podía hacer presagiar que el Sónar se convertiría en (posiblemente) el mejor festival de música electrónica.


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De hecho, todo crece en esta edición-aniversario. De entrada, el espacio. La principal novedad es la logística,  la migración de los escenarios del Sónar Día de su tradicional residencia en  la CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona) – que desde hace varios años no daba abasto para recoger a los miles de espectadores- al recinto de la Fira de Barcelona en Montjuïc, donde se ubican los cuatro escenarios diurnos. Allí, el Sónar dispondrá de 24.000 metros cuadrados capaces de acoger de forma fluida y cómoda a 12.000 personas (frente a las 8500 del CCBC), en un recinto que además estará mejor conectado (por medio de una lanzadera de autobuses) con los escenarios de Sónar Noche.


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El Sónar sigue llevando la iniciativa y se permite presentar un cartel  de grandes nombres como Kraffwerk y Pet Shop Boys. En una nómina que incluye a bandas como Jurassic 5, Richie Hawtin, Jaime Lidell, Bat for lashess, Laurent Garnier o Metro Area. 




Justice, 2manydjs, Paul Kalbrenner, Nicolas Jaar, Angel Molina o Two  Door Cinema completan las sesiones nocturnas.


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El bloque de artistas españoles cuenta con 35 sobre el total de 136 nombres (Bruna, Delorean, César de Melero y La Bien Querida) y aunque la nacionalidad del resto del elenco está repartida, destaca la presencia de bandas irlandesas, importadas del Sónar Reykjavic.


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Uno de los elementos que le ha distinguido de la mayoría de otras manifestaciones similares ha sido su lectura iconoclasta.  Sin necesidad de dibujar procesadores o luces de  neón para identificar su estilo, el Sónar se sirve de imágenes de la vida cotidiana. Este año, con unas majorettes barbudas al ritmo del “String of life” de Derrick May.


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Por suerte, la juventud sigue bailando y son ya 20 años los que llevamos danzando en el Sónar. Tres maratonianas jornadas que darán una vez más la bienvenida al verano barcelonés.


      

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